Los profesionales de Full Moon People - Parte 4

En una breve entrevista, la treintañera nos cuenta su experiencia más divertida en el museo y lo que se necesita para tener éxito juntos como equipo.

La pregunta más importante al principio: ¿Disfruta de su trabajo?

Katja: Sí, absolutamente. Después de cuatro años has adquirido una cierta rutina, que tiene sus lados positivos. Como mis tareas son versátiles y variadas, te desarrollas constantemente a pesar de las rutinas y nunca te detienes. Por eso cada día en el museo es bueno para una sorpresa.

Usted está empleado por el Full Moon People en el Museo Mercedes-Benz. ¿De qué es responsable en el museo?

Katja: Me dedico principalmente al sector de la venta de entradas y por lo tanto siempre en el servicio directo al cliente y la consultoría.

¿Y qué desafíos implica su posición?

Katja: El servicio es muy importante para nosotros. Mi manera abierta y comunicativa es ciertamente una ventaja. Todos los días, visitantes de todo el mundo entran en el museo. Así es como se entra en contacto con las más diversas culturas e idiomas. El mejor curso de idiomas extranjeros que puedas imaginar. (Risas)

Si algo no sale según lo planeado...

Katja: ... entonces por suerte tengo a mis contactos en la Full Moon People de mi lado. Así que no es el fin del mundo si algo no va de acuerdo con el plan. Estamos muy bien coordinados. Una llamada es suficiente y juntos encontraremos una solución. Especialmente la dinámica de grupo se beneficia de esta comunicación abierta.

¿Qué hace que un equipo sea exitoso para ti?

Katja: Tienes que confiar en las habilidades de tus colegas y ser capaz de complementarse. Una buena dosis de humor, honestidad y franqueza - entonces nada se interpone en el camino de un ambiente de trabajo armonioso. Si esto se da, también te diviertes mucho. ¿Qué más quieres?

¡Cuéntanos tu experiencia más divertida en el trabajo!

Katja: Un invitado me saludó con un apretón de manos y se presentó con su apellido, que resultó ser idéntico al mío. Así que también lo saludé con mi apellido. El caballero parecía irritado y repitió su apellido otra vez - yo también. Cuando estaba a punto de presentarse por tercera vez, aclaré la situación. Hay coincidencias...